La embajadora de México cuenta su historia en primera persona

Un día antes del asalto del gobierno ecuatoriano a la embajada de México, la embajadora Raquel Serur fue a la Cancillería para recibir la notificación que la declaraba persona “non grata”.

Punto Noticias. El tema “irritante” que Raquel Serur había tratado de anticipar en sus pensamientos, finalmente estaba en sus manos en un documento entregado por la misma Canciller Gabriela Sommerfeld. Así empieza su testimonio escrito en primera persona y que aparece en la edición del 14 de abril de Diario El País

En este medio de comunicación español, la viuda del filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría, narra sus últimas horas en Quito tras recibir la orden de dejar el Ecuador, decisión tomada producto de unas declaraciones del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.

“Me tiemblan las piernas. Subo al auto y miro al majestuoso volcán Pichincha, testigo de tanta historia…Ahora que lo escribo me escurre la primera lágrima”, dice la diplomática.

Luego vino lo más difícil, comunicar la decisión a sus hijos, hablar con la canciller Alicia Bárcena y esperar la llegada del avión que la llevaría de regreso a su país.

Un día después, Raquel Serur descansaba en su vivienda, cuando recibió la llamada que le comunicó lo que ocurría en la embajada de México la noche del 5 de abril.

“Se están llevando al ingeniero Glas”…”tienen sometido al ministro Canseco”, dice en una parte del artículo. “El ministro está golpeado, pero estamos bien”, quien le da la noticia es Eva Martha Balbuena, administradora.

La misma Eva Martha había sido perseguida por vehículos con vidrios polarizados poco antes de los hechos. Según el relato, Eva Martha y el embajador Roberto Canseco se encontraban en la parte posterior del espacio de la embajada cuando se produjo la violación. Raquel Serur cree que esperaron su salida del recinto para entrar. “¿Qué los llevó a actuar de esa forma?”, “¿cómo se atrevieron a romper con la inviolabilidad de una sede diplomática?”, se pregunta.

Quizás la parte más conmovedora del relato es cuando la bandera de su país es arriada, si antes los colores del gran país ondeaban orgullosos, ahora estaban a la altura de todos, esta estatura humana, tan imperfecta e inexacta.

El relato termina el 7 de abril cuando la delegación: 18 personas y tres mascotas se suben a un avión comercial. Al arribo en el DF (Capital de México) inmediatamente sienten un alivio.

Serur destaca, además, la solidaridad de las misiones de Alemania, Cuba, Honduras y Panamá.

“El derecho internacional no puede ignorar este ilegal y brutal atropello. Hacerlo es aceptar que la comunidad latinoamericana prevalecerá el reino de la arbitrariedad con repercusiones muy graves para todas las naciones. Es el respeto a la ley o la barbarie”.

Fuente: Radio Pichincha

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